La Autoridad Espiritual y Dones del Ministerio

La Autoridad Espiritual y Dones del Ministerio
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Total Pages : 326
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ISBN-10 : 1530598443
ISBN-13 : 9781530598441
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Book Synopsis La Autoridad Espiritual y Dones del Ministerio by : Editorial Universitaria Libertad

Download or read book La Autoridad Espiritual y Dones del Ministerio written by Editorial Universitaria Libertad and published by . This book was released on 2016-03-16 with total page 326 pages. Available in PDF, EPUB and Kindle. Book excerpt: Autoridad espiritual conferida. Tal como Jesús ejerció Su autoridad (traducido del griego 'exousia,' que significa 'el derecho de ejercer poder' o 'el poder de la autoridad') bajo la conducción de Su Padre, del mismo modo nosotros ejercemos la nuestra bajo el mismo Cristo. La autoridad espiritual no es una cosa que se pueda tomar o reclamar, es algo dado y que se desarrolla en nosotros. Nuestra autoridad viene de Cristo, y es una autoridad conferida. Es un don de Dios que se hace una realidad en nuestras vidas y corazones. No conduce al orgullo por un lugar o condición, sino a la seguridad y confianza en nuestros espíritus (Rom. 8:16). Esta fue la clave de la autoridad que Jesús ejerció en las vidas de las personas que lo buscaron. La gente percibió en Él la autoridad del Padre (Mt. 7:28, 29). Tal autoridad, es la que tenemos en el ministerio, y no está basada en la confianza en nosotros mismos, sino en lo que Jesús puede hacer (Mr. 16:16-18; Col. 3:17). Aquellos que conocen a Jesús y actúan según Su voluntad, pueden hablar y actuar en Su nombre y en Su poder, y pueden llevar a la situación que están ministrando, todo lo que Él es y es capaz de ser.Siempre que testifiquemos o ministremos a otras personas, se establece que tenemos cierto nivel de autoridad en ellas. Sin esta realidad de lo que es la autoridad personal, no podemos ministrar con resultados a otros. De hecho, a menos que otros reconozcan que tenemos autoridad en una situación dada, no podremos realmente ayudarles. La respuesta o reacción de la gente, nos dirá si realmente tenemos autoridad espiritual o no. Sabemos que tenemos autoridad espiritual de una manera concreta, cuando la gente se somete voluntariamente a nosotros, porque han visto en nosotros la autoridad de Dios.Autoridad espiritual es autoridad moral. Esto significa que es una autoridad que procede de la vida. Esta se origina no sólo en Dios, sino en la vida de la persona que ejerce la autoridad. Esta autoridad que nos ha sido dada por Dios, puede ser destruida, si es que no camina de la mano con nuestra vida. Debemos ministrar dentro del contexto del perdón y la libertad que Jesús nos da. Cuando hay áreas en nuestra vida que no están sometidas al señorío de Cristo, y en las cuales el diablo ha ganado algún tipo de control, esto debilitará nuestra autoridad y nuestra capacidad para el ministerio. Lo importante no es solamente lo que decimos, aconsejamos o enseñamos; lo que somos es tan vital como la efectividad de nuestro ministerio. La gente necesita ser capaz de responder a y confiar en nuestra integridad. Por lo tanto, debemos vivir en total concordancia con los principios que enseñamos. Esto es lo que nos da autoridad en la vida, y que a su vez tiene un poderoso efecto en los demás. Por otro lado, lo contrario a esto tiene un efecto igualmente negativo. Si no hay coherencia en nuestra vida, puede ser que la gente se someta, por causa de la posición en que estamos, pero no será una sumisión de corazón, sino por obligación, lo cual no trae fruto ni unidad en el Cuerpo de Cristo. Como Jesús, tenemos que estar en paz con Dios y con nosotros mismos para poder ministrar con resultados. Debemos aceptarnos a nosotros mismos y conocer quiénes somos en relación con nuestro Padre celestial. Mucho del afán que observamos hoy en día en el ministerio surge del hecho de que no estamos en paz de esta manera, y por tanto lo que reciben los demás a través de nosotros no es sólo la palabra de Dios, sino todo lo negativo de nuestro interior. En otras palabras, cuando ministramos a otra persona, ésta recibe de nosotros lo que tenemos dentro. Pueden recibir la Palabra de Dios tal como proviene de nosotros, pero si no llegamos a una integridad de vida interior y paz de corazón, sólo obtendrán todo lo malo que viene a través de nosotros y que no es de Dios.


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